El cuerpo cuenta con doce pares de costillas que van desde cerca del cuello hacia abajo, casi hasta los huesos de la cadera. Se envuelven alrededor del torso para proteger y contener los pulmones y el corazón, junto con muchos otros órganos vitales. Hay músculos entre cada costilla que sostienen cada una en su lugar, mantener el espacio entre ellas y permitir su expansión para poder respirar.
Las costillas pueden llegar a ser golpeadas, rotas y separadas, mientras los músculos se pueden rasgar o inflamar. Las costillas rotas o fracturadas no se pueden poner en un molde o inmovilizar como otros huesos del cuerpo y puede causar un gran dolor por su papel en el acto necesario de la respiración. La mayoría de las lesiones de costilla se dejan para que mejoren simplemente con el tiempo. En algunos casos, como desgarros musculares o separación, la inmovilización con cinturones especiales se utiliza para permitir la cicatrización adecuada.

Como se mencionó, es difícil tratar las lesiones de costillas con mucho más que reposo y hielo. El parche kinesiológico puede ser útil para aliviar el dolor y estabilizar los músculos y huesos. Debido a las propiedades del parche, las costillas siguen siendo lo suficientemente flexible como para permitir la respiración, pero genera alivio ante exceso de movimiento y aumenta el flujo sanguíneo. A pesar de que las lesiones en las costillas causan dolor, el parche puede ayudar a reducirlo y proporcionar un sistema de ayuda única para promover el proceso de curación.